martes, 16 de agosto de 2011

La Lluvia (part18)

A la misma hora que Alberto hacia acto de presencia en casa de su cliente, Germán se levantaba de la cama. Lo primero que se dispuso hacer nada más plantar los pies en el suelo era llamar a Carla, necesitaba hablar con ella y no iba a esperar ni un segundo.
-Hola Carla
-Hola Germán ¿qué tal estas?- pregunto ella, un poco sorprendida ya que se habían visto ayer y no esperaba que su yerno la llamara hoy.
-Bueno, la verdad es que no estoy demasiado bien. Tengo que contarte algo, me sucedió después de que me dejarais en casa.
-Me preocupas Germán, cuentame.
-No creo que deba decírtelo por teléfono, preferiría que nos viésemos. No es que sea una cosa grave pero  es algo importante sobre Diana. ¿Qué tal si comemos juntos?
-Hoy me es imposible, tengo visita en casa y no seria momento de una reunión para hablar de este tema. Pero puedes adelantarme algo, no me dejes así ¿han encontrado a Diana o saben donde puede estar?
-No, no es nada de eso. Ayer cuando subí a casa no podía estar en ella, tuve que salir a pasear por que me encontraba muy agobiado. Sin darme cuenta me encontré en el mismo parque donde desapareció Diana. Estuve sentado en el banco que la vieron por ultima vez, llovía pero no me sentía con fuerzas para moverme de allí, la notaba tan cerca que no quería desprenderme de aquella sensación. Cuando me marchaba tropecé con un objeto que salia entre el barro, me agache para ver que era aquello, cuando lo tuve en mis manos descubrí que se trataba del móvil de Diana.
Carla escuchó el relato de Germán sin pronunciar palabra, cuando le descubrió que era lo que había encontrado se llevó la mano al pecho, como si su corazón se hubiera helado en ese momento.
-Pero Germán, eso es bueno, son buenas noticias- decía ella con las palabras aceleradas por el nerviosismo. Quizás puedan hallar alguna huella que no se de Diana, puede ser que la persona que se la llevara le arrebatara el móvil para que no llamara a nadie y después lo tirara hundiéndolo en el barro. Aquella noche llovía, acuerdate.
-Carla, Carla-interrumpió Germán. Ya he pensado en todas esas posiblidades y creeme que nada me gustaría mas que encontrasen cualquier indicio para que todo esto termine, para que Diana vuelva a casa. Pero el móvil lo encontré yo ¿sabes lo que puede significar eso para la policía?, soy una de las personas que tienen en su lista, tu misma lo escuchaste y sabes que me tienen vigilado. Carla, con esto podrían cebarse aun más conmigo. Estoy asustado, entiendeme.
-No te preocupes Germán, iremos contigo a la policía, le explicaremos lo sucedido al comisario Salcedo. Para el será mas importante el hecho de haberlo encontrado, de tener una posible prueba, que la persona que lo haya hecho seas tú. Esta tarde cuando se marchen mis invitados te llamo y vamos a entregarlo.
-Esta bien Carla, pero antes de entrar a la comisaria, analicemos los pros y contras del asunto.
-Germán escucha, tranquilo no pasará nada te lo aseguro. Esto es algo bueno, sobre todo para Diana, procura calmarte y esta tarde nos vemos. Un beso.
-Un beso Carla, hasta luego.
El nerviosismo de Germán era tan notorio, que no seria capaz de sostener un vaso de agua con las dos manos. Temblaban como si derrepente sufriera de un parkinson severo, pero no era el único síntoma de angustia que sufría, el estomago se le había cerrado por completo. El hambre que tenia cunado se despertó, desapareció mientras avanzaba la conversación con Carla. Le quedaban todavía varias horas hasta que se encontrara con su suegra y no sabia con que llenar aquel hueco en el tiempo.
Alberto entretanto terminó de hacer un par de visitas más en Móstoles, esos últimos presupuestos que había entregado en su localidad ya estaban aceptados y el trabajo era suyo. Ahora su siguiente parada era su casa, quería ponerse rápidamente manos a la obra con el presupuesto de Casarrubios del Monte, era una importante suma de dinero la que sacaría de aquel trabajo y quería poder llamar al cliente a ultima hora de la tarde, de aceptarlo comenzaría al día siguiente.
El Comisario Salcedo recibió una llamada en su despacho de la comisaria, era el forense encargado del caso sobre el cadáver hallado en Móstoles. El medico forense y el comisario se conocían hacia bastantes años, le unía además de lo profesional una relación de amistad que habían llevado mas allá del trabajo. Ambos se entendían muy bien laboralmente hablando, contaban sus numerosos casos en equipo como resueltos. La intención de su llamada no era otra que informarle de las investigaciones llevadas acabo sobre el cadáver.
-¡Salcedo, amigo mio!
-¡Dr. Moguer! ¿Cómo estas?
-Pues atareado como siempre, no paráis de darme trabajo-dijo riendo el Forense.
-Te quejas demasiado compañero- contestó riendo también su amigo.
-Menos de lo que debería camarada. Tengo preparado el informe de la autopsia del cadáver que encontrasteis en Móstoles, también hemos encontrado unas huellas que podrían ser del posible asesino. Ahora mismo las han mandado al laboratorio.
-Dices que pueden ser del posible asesino ¿Por qué crees eso?
-Según vimos, el cadáver fue arrastrado varios metros desde donde se produjo la agresión, hasta donde dejaron el cuerpo. En ese trayecto el asesino tuvo que tirar con fuerza del cuerpo, pero lo sorprendente es que lo hizo con una sola mano. Le cogió por la parte de atrás  del cuello de la chaqueta y de la camisa, dejando así cuatro huellas dactilares que hemos encontrado. Solo una de esas huellas es clara, pero aun así se han mandado todas a cotejar con el archivo informático.
-¡Fantastico Roberto, buen trabajo! Para cuando podremos disponer de un nombre.
-He dado ordenes directas y precisas, de que esta misma tarde tengas a tu más que posible asesino.
-Si es que por algo me gusta trabajar contigo, eres el mejor. Recuerdame que os debo una cena a ti y a tu mujer.
-Eso diselo a los jefes para un aumento de sueldo- contesto riendo a carcajadas. Lo de la cena está bien, pero lo haremos como siempre, después de cerrar el caso. Así lo celebraremos a lo grande, Noelia tiene ganas de veros.
-Rosa también tiene ganas de que nos juntemos, le diré que en cuanto esté el caso resuelto nos reuniremos los cuatro. Un abrazo amigo mio.
-Otro para ti “madero”- le dijo bromeando y colgó.
Salcedo estaba exultante de alegría, el caso estaba a un paso de cerrarse de manera positiva para su equipo, con el nombre y la detención del asesino. Una mención más para si ya exitosa carrera, aunque ese jubilo duró pocos minutos. Mientras ordenaba la mesa de su despacho atestada de informes, dio con la carpeta del caso Diana, ese podría ser un borrón en su trayectoria profesional. No tenían absolutamente nada importante sobre la investigación, solo una vaga descripción de la vestimenta de una persona que estaba con la chica la misma noche de la desaparición. Miraba la foto de Diana con gesto preocupado y preguntándole  para sus adentros-donde estas Diana, donde-.
A las cinco de la tarde Germán ya no aguantaba más en su casa, era como estar enjaulado a la espera de salir a dar el paseo diario. Guardo el móvil dentro de una bolsa de plástico y lo metió en el bolsillo de su pantalón y se fue a la calle, caminaba despacio en dirección a la casa de Carla, esperaría su llamada cerca del domicilio. Con su manera de caminar tenía tiempo de observar todo su alrededor, sobre todo si estaba siendo seguido por alguien. Se fijo que un vehículo de color gris pasaba cada cinco minutos en la misma dirección en la que caminaba, al principio no le dio demasiada importancia pero después de varias pasadas si logró llamar su atención. Decidió entonces alargar su paseo dando un rodeo mas largo, para cerciorarse de que estaba siendo vigilado por la persona que conducía ese vehículo  y en cualquier caso acababa encontrándoselo por la misma ruta que había tomado. En un intento por despistarlo se metió en un parque vallado, por allí era imposible que lo siguiera, además el recinto disponía de tres posibles salidas, con lo cual quizás lo perdería con relativa facilidad. Se dirigió a la salida que había más a su izquierda, una vez en la misma volvió a cambiar su rumbo hacia la salida central.  Cuando estaba ya fuera se quedo inmóvil, mirando a un lado y a otro de la calle en busca del vehículo perseguidor, esperando verle aparecer en cualquier momento, pero después de unos minutos no había ni rastro de el. Estaba satisfecho, había logrado dar esquinazo a su “escolta” particular. Llegaba ya al edificio donde vivían los padres de Diana, no había recibido todavía la llamada de Carla así que entro en un bar para tomarse un café mientras esperaba, sentado en una de las mesas que estaba junto a una de las cristaleras del local volvió aparecer el vehículo.  Se detuvo frente al portal y al bar donde se encontraba, estuvo allí parado durante algunos segundos, Germán se había quedado con la taza a medio camino entre la mesa y  su boca, observando perplejo el coche, ya tenia la prueba concluyente de que le seguían y de que sabían perfectamente a donde se dirigía. Soltó la taza en la mesa derramando un poco de  su contenido sobre la misma, corrió hacia el vehículo y justo cuando estaba apunto de alcanzar la ventanilla opaca del conductor, este acelero sin dar ninguna oportunidad a Germán.
El encargado de vigilar y seguir al posible sospechoso, informó por radio inmediatamente de lo que estaba pasando, había sido casi descubierto por Germán, que minutos antes logró despistarlo atravesando un parque. Las instrucciones para el conductor fueron claras-Regresa a comisaria, se acabó la vigilancia por unos días- Continuara……