martes, 5 de julio de 2011

La Lluvia (part8)

El policía se presentó en el domicilio de los padres de Diana, solo diez minutos después de abandonar el de Germán.
-Buenos días, soy el agente Mario, quería hacerles algunas preguntas sobre su hija.
-Hola agente, adelante- contesto Carla invitando al agente Mario a pasar, haciéndose aun lado de la entrada.
Hablaron durante más de una hora, las preguntas giraban sobre todo acerca de la relación de su hija con Germán. El carácter de ambos pareció interesarle mucho al policía, otras preguntas como los posibles enemigos o si podría haber algún motivo, por el cual Diana podría querer desaparecer también las había contestado Germán.
Tanto las respuestas del novio, como las de los padres de la chica en ese momento coincidían.
El agente regresó a la comisaria practicamente convencido de que el muchacho no tenía nada que ver en la desaparición de Diana, pero aun así había aprendido a dejar una pequeña interrogante. Preparo un informe nuevamente con las declaraciones conjuntas de los padres y del novio, cuando termino de repasar lo escrito, imprimió el documento que constaba de seis páginas, coloco las mismas en la carpeta del caso y se lo entregó al comisario Salcedo.
Germán esperaba pacientemente a que volvieran abrir la corsetería, entro en el local casi a la misma vez que los empleados, no quería perder ni un minuto. Encargo dos mil carteles mas, la mitad del pedido se los llevaría cuando estuvieran listos y los que faltaban los cogería a la mañana siguiente. Al salir de la copistería llamo a su hermano para que le echara una mano.
-Hola Alberto ¿tienes algo que hacer?- pregunto a sabiendas de que tenia la tarde libre
-Hola hermano, estaba repasando unas facturas, pero nada importante- contesto Alberto casi deseando que lo sacaran de esa tarea.
-Necesito que me ayudes con los carteles de Diana, luego podemos tomar algo y hablar.
-Esta bien, donde estas y voy enseguida.
- Voy en dirección al ayuntamiento, te espero  donde  estaba la discoteca Boite, así voy pegando carteles mientras llegas.
Cuando colgó el teléfono comenzó a caminar, paro en todos los comercios que más afluencia de público tenían. Al llegar al mercado de la calle 2 de mayo, bajo las escaleras, repartió carteles en todos  los puestos,  los dueños de las tiendas se mostraron muy amables y no pusieron ni una traba para que Germán dejara pegado uno o dos carteles.
Apareció en el lugar que habían quedado veinte minutos después de entrar en el mercado, allí estaba su hermano que lo recibió con un abrazo, el cual reconforto a Germán y le hizo escapar alguna lágrima. Se repartieron los carteles, continuaron en dirección al ayuntamiento, cada uno iba a un lado de la calle pegando los pasquines en comercios, algunas farolas y cabinas de teléfono. Alberto corrió hacia la estación de metro sur de Pradillo para colocar algunos a la entrada y junto a las maquinas expendedoras de billetes.
El inspector Tejada recibió un fax, eran los resultados de las pruebas en busca de ADN en una colilla que se había encontrado en la zona de la desaparición. El laboratorio de la Comisaria General de la Policía Científica (CGPC) ya había cotejado las muestra, comprobaron la base de datos en la BINCIPOL* y adjuntaron el nombre de la persona a la cual pertenecía esa cadena de ADN.
También llegaba en ese documento el análisis hecho de la sangre encontrada en el banco del parque bajo la farola.
Tejada leyó detenidamente el fax, no pudo ocultar su satisfacción - alguien tuvo que ver algo- dijo para sus adentros, salio de su despacho y se dirigió al del comisario Salcedo. Tocó la puerta y sin esperar respuesta entro.
-Señor comisario, acabamos de recibir este fax de la Científica, son las pruebas que estábamos esperando.
-Estupendo Tejada, déjeme ver- dijo el comisario, extendiendo su brazo para que le pasara el documento. Tenemos que encontrar a este tipo, mande una patrulla a su domicilio y que lo traigan para interrogarlo.
Enseguida se aviso por radio – se necesita una patrulla en la calle Huesca número 15, piso séptimo B. La persona que buscamos responde al nombre de Daniel Diaz Bueno - .
Germán y su hermano se sentaron en la terraza del bar Habana, el local estaba junto al ayuntamiento. Pidieron un par de cervezas, durante unos minutos el silencio reinó entre los dos, ninguno sabio como empezar una conversación, fue Alberto que el que inició la misma después de dar un trago largo a su mahou cinco estrellas.
-Creo que te vendría bien volver al trabajo, así distraerías la mente un poco.
-Puede ser hermano, pero no me encuentro con fuerzas suficientes para ello-contesto cabizbajo.
-Tengo unos cuantos presupuestos entregados, tardaran unos días en darme una respuesta. Piensalo mientras tanto, en cuanto tenga algo te aviso y me dices.
-Está bien, quizás tengas razón, pero no te prometo nada. Por el momento quiero centrarme en la búsqueda de Diana.
-Te entiendo, esto es muy duro para todos y sabes que te ayudaremos en lo que sea necesario.
La madre de Diana, decidió denunciar la desaparición de su hija en todos los medios de comunicación posibles, sin perder un minuto en otra cosa, cogió el teléfono y comenzó a difundir la noticia, periódicos, televisiones y radios estaban en su punto de mira. Todos tomaban nota de lo que Carla les contaba, la instaban a tener una entrevista con ellos, pero la mujer prefería no salir en ningún medio, les daba el nombre y el teléfono de su yerno para tal menester.
Los hermanos se despidieron junto al coche de Alberto, quedaron en volver a verse al día siguiente para continuar empapelando la ciudad con los carteles de Diana.
Germán se aproximo al portal de su casa, le entraron unas ganas tremendas de salir corriendo de allí, no se sentía con fuerzas suficientes para afrontar, una noche más sin la presencia de su chica en la casa de ambos. Hizo de tripas corazón, abrió la puerta y se encamino hacia el ascensor. Una vez dentro de la casa se puso a fregar la pequeña pila de cacharros, preparo una cena ligera ya que no tenia demasiada hambre, es más, no hubiera comido pero tenía que hacer el esfuerzo.
Sentado en su sofá pensaba en que mas podía hacer, no se le ocurría ninguna idea más con la que buscar a Diana, de pronto el sonido musical del teléfono fijo le saco de sus cavilaciones. En el display del aparato vio que era su suegra.
-Hola Carla- contesto nada mas descolgar.
-Hola Germán ¿cómo estas?
-Voy tirando, pero en casa lo llevo peor que mal. ¿Vosotros que tal?
-También estamos desolados, pero no podemos desesperarnos cariño. He invertido la tarde en notificar la desaparición de Diana, en todos los medios de comunicación que he podido.
-Una idea genial Carla, esperemos que se hagan eco de ello, seria importante contar con la ayuda de algunos por lo menos. Yo he continuado pegando carteles, mi hermano me ha estado ayudando esta tarde.
-Todo lo que hagamos es poco- dijo ella con voz cansada. Querían hacerme alguna entrevista pero he preferido que seas tu el que hable, nosotros te acompañaremos a donde tengas que ir.
Seguro que mañana te llamaran  para concertar entrevistas y eso, acuerdate de mantenernos informados si se produce alguna.
-Descuida Carla, os llamare para informaros de todo. Un beso- se despidió Germán.
-Hasta mañana, intenta descansar.
Hector continuaba haciendo compras por diferentes comercios, actuaba como si todo en su vida fuera normal. Entro en un bar de la plaza principal del municipio, le pidió al camarero un zumo de melocotón en vaso de plástico. Pago la consumición y salió del local hacia el coche. De camino a casa decidió meter el coche en un centro de lavado automático que había en una gasolinera, no tenia ninguna prisa por llegar a casa, sabía que su “invitada” estaría esperandole el tiempo que fuese.
Al cerrarse la puerta del garaje, saco las bolsas del asiento trasero del coche y entro en la cocina. Abrió la nevera e introdujo los alimentos perecederos que traía, los materiales de ferretería los llevo consigo mientras iba hacia la habitación de “invitados”, bajo las escaleras.
Entre las cortinas distinguió la silueta de la muchacha, se había despertado, movía las manos y los pies intentando zafarse de las ataduras que la mantenían sujeta a la cama. Hector carraspeo para llamar su atención, inmediatamente Diana desistió de sus intentos de liberarse -¿Quién esta ahí?- dijo ella, pero sus palabras quedaron frenadas por la cinta americana, haciendo que el sonido de su voz, fuera un simple sonido gutural. Ella también podía ver la silueta de alguien tras las cortinas, estaba inmóvil, observandola sin pronunciar palabra, eso casi la aterro aun mas y volvió a intertar librarse de las cuerdas.
-No te molestes en luchar, te dañaras con el roce de la soga- dijo Hector secamente.
Comenzo caminar lentamente hacia los pies de la cama, levanto una de sus manos y retiro de golpe la cortina….continuara